{image}http://www.eldia.co/images/stories/050510/001.jpg{/image}A menos de 30 días de las próximas elecciones presidenciales, los debates principales de los candidatos han girado en torno a la insurgencia y la seguridad democrática, dejando de lado las propuestas económicas para reactivar la actividad productiva y mejorar el bienestar colectivo de todos los colombianos.
La herencia económica que deja el presidente Álvaro Uribe a su próximo sucesor es caótica, porque el hueco en las finanzas públicas es muy grande, y el déficit fiscal rondara el 5% del Producto Interno Bruto (PIB), eso sin contar el problema de desempleo e informalidad que actualmente vivimos..
No hemos escuchado de ningún candidato presidencial proponer un cambio de modelo económico y buscar alternativas diametralmente opuestas a las medidas neoliberales ejecutadas en los últimos 25 años, las cuales solo han generado una concentración pronunciada de la riqueza, dejando al 50% de la población en la pobreza.
Hay un temor generalizado de los candidatos a confrontar las medidas dictadas en Washington, y mientras esta situación perdure, será imposible generar una política integral de empleo y fortalecer el mercado interno, a través de la demanda interna.
Tampoco se han hecho propuestas acerca del saneamiento de las finanzas publicas, lo cual hace pensar que la salida a dicho problema es la austeridad en el gasto publico, donde los recortes presupuestales recaerán el los programas sociales como la salud, la educación, los subsidios de vivienda, entre otros.
A excepción de Gustavo Petro y Rafael Pardo, el resto de candidatos ven con agrado la venta de empresas estatales tales como Ecopetrol e Isagen, para obtener recursos extras.
Igualmente varios candidatos persisten en continuar con el estimulo a la Inversión Extranjera Directa (IED), política que solo ha beneficiado a los grandes inversionistas, y las ganancias obtenidas por la nación han sido ínfimas.
En materia de impuestos, los candidatos mayoritarios en las encuestas, siguen proponiendo una base tributaria de manera indirecta, es decir, el recaudo tributario seguirá siendo regresivo, donde los más pobres deberán pagar más que los ricos, y estos seguirán gozando de las exenciones tributarias otorgadas por el presidente Álvaro Uribe en sus 2 mandatos presidenciales.
Germán Caballero, directivo de la UNEB, ve con preocupación el tema de las finanzas publicas, porque el costo social de sanearlas es demasiado elevado, si se tiene en cuenta las medidas típicas a utilizar, como son el recorte de salarios, el aumento de las semanas de cotización, el aumento en la edad de jubilación, reforma tributaria regresiva, entre otras.
Para la CUT, la reforma tributaria del país debe ser acorde a la posición social, es decir, los ricos deben pagar más impuestos que los pobres y no como actualmente sucede, además, el gasto público debe orientarse mas en los rubros sociales y no en la guerra o en el pago exagerado de la deuda.
Este país, necesita una reforma tributaria de carácter progresivo, donde el recaudo este orientado a la generación de empleos dignos, donde se garantice la salud y demás derechos fundamentales contemplados en la constitución, y por ultimo, que ayude a fomentar el fortalecimiento del aparato productivo nacional, única garantía para mejorar el poder adquisitivo de todo la sociedad colombiana.