{image}http://www.eldia.co/images/stories/030710/001.jpg{/image}Ante la imposibilidad vender la Electrificadora Isagen por una cuantía de 3 billones de pesos, el gobierno nacional ha anunciado la necesidad de obtener estos recursos a través del endeudamiento público, a nivel interno y externo.
Los recursos que se esperaban obtener por la privatización de Isagen y 5 electrificadoras más, estaban destinados a cubrir el hueco fiscal de las finanzas públicas, cuya cuantía asciende a los 5 billones de pesos.
Recordamos que Sintraisagen, se ha opuesto a la venta de esta empresa, porque el gobierno siempre ha querido destinar los recursos que obtenga por la privatización de Isagen, al gasto corriente del presupuesto nacional.
El ministro de Hacienda, Oscar Iván Zuluaga comentó que se espera recaudar 2 billones de pesos con deuda en el mercado local, y el billón de pesos restantes, se conseguirá a través de un crédito internacional.
La deuda externa ha sido un tropiezo para el desarrollo económico de Colombia, porque desde sus inicios, siempre los gobiernos de turno han destinado más del 50% del presupuesto nacional al pago de los intereses de las obligaciones contraídas.
Estas decisiones de política económica, como lo son el endeudamiento externo y la privatización de las empresas estatales, muestran la ineptitud de los diferentes gobiernos para generar un crecimiento económico estable y autosostenible en el tiempo.
Lo peor de la situación, es que el próximo gobierno, aparte de avalar el endeudamiento, seguirá buscando la privatización de Isagen y las electrificadoras de Nariño, Caquetá, Huila, Meta y Boyacá.
Sintraisagen seguirá en pie de lucha, porque el hecho de haber detenido el proceso de privatización de la compañía, no significa que el gobierno de Juan Manuel Santos lo reviva, y buscara siempre el apoyo popular y social para evitar el deterioro del patrimonio publico, mas de una empresa rentable como es Isagen.
Al aumentar los rubros de la deuda, se debe destinar una cuantía mayor al pago de intereses, lo cual se traduce en austeridad, recortes del presupuesto nacional a programas sociales, congelamiento de salarios, aumento de los impuestos, en fin, una perdida del bienestar colectivo de los colombianos.
Debemos seguir insistiendo en buscar mejores estrategias para fortalecer la economía interna, de lo contrario, seguiremos dependiendo de los vaivenes internacionales y solamente la pobreza y el desempleo serán las constantes de nuestro país.