{image}http://www.eldia.com.co/images/stories/050210/chivosexpiatorios2.jpg{/image}La declaración de Andrés Peñate ex director del DAS, dejó mal parados a los implicados Jorge Noguera y José Miguel Narváez mientras intentó limpiar sospechas contra el presidente dejando varios cuestionamientos por resolver.
Andrés Peñate, viceministro de defensa en la primera administración de Álvaro Uribe y encargado de dirigir el DAS después de la renuncia de Noguera en noviembre de 2005 hasta agosto de 2007, realizó su primera declaración ante la Fiscalía en julio de 2009 donde aseguró encontrar “focos de corrupción” en el DAS.
En esta oportunidad las revelaciones hechas ante los magistrados de la Corte Suprema de Justicia no sorprendieron, resumió las culpas por seguimientos, interceptaciones telefónicas ilegales, nexos con paramilitares, narcotraficantes y abusos en el área de inteligencia a los dos personajes que están más que condenados por estos delitos.
Su apoyo indudable fue al presidente, de acuerdo con Peñate, la seguridad democrática y el pedido explícito del mandatario se dirigió a darles todas las garantías a los miembros de la oposición.
Contraria a la afirmación de Noguera del 3 de febrero, que Álvaro Uribe le pedía un registro minucioso de las actividades de los sindicalistas en protestas, marchas y jornadas que amenazaran el orden público, aseveración negada rotundamente por el presidente.
Sin embargo, lo inexplicable es que a pesar de que Andrés Peñate afirma que conoció la corrupción al anterior del DAS desde que llegó al cargo y tuvo algunas certezas de la misma, cuestionó pero nunca denunció casos graves como el caso del jefe de contrainteligencia que le reportaba los resultados de su investigación al jefe de inteligencia sobre su grupo; además la vulnerabilidad del sistema informático en el cual cientos de funcionarios tenían autoridad para cambiar bases de datos.
Tampoco hay explicación de que no reportara las interceptaciones contra él y su familia durante su cargo como ministro, ordenados por Noguera y Narváez, descubiertas cuando ejerció como director del DAS, así como no denunció las amenazas y seguimientos que sufrió al posesionarse en el órgano de seguridad.
Por otro lado, a pesar de que conoció algunas grabaciones y archivos del G3 (grupo ilegal dentro del DAS sindicado de realizar las interceptaciones), tampoco adelantó investigaciones por escasez de pruebas.
De tal suerte que permanece un manto de duda sobre su labor en el DAS. Aunque no se le encuentre relación alguna con los delitos si encubrió muchos de ellos, manteniendo la corruptibilidad del organismo, delitos que siguieron presentándose hasta la dirigencia de María del Pilar Hurtada sucesora de Peñate en el DAS.
En esta oportunidad las revelaciones hechas ante los magistrados de la Corte Suprema de Justicia no sorprendieron, resumió las culpas por seguimientos, interceptaciones telefónicas ilegales, nexos con paramilitares, narcotraficantes y abusos en el área de inteligencia a los dos personajes que están más que condenados por estos delitos.
Su apoyo indudable fue al presidente, de acuerdo con Peñate, la seguridad democrática y el pedido explícito del mandatario se dirigió a darles todas las garantías a los miembros de la oposición.
Contraria a la afirmación de Noguera del 3 de febrero, que Álvaro Uribe le pedía un registro minucioso de las actividades de los sindicalistas en protestas, marchas y jornadas que amenazaran el orden público, aseveración negada rotundamente por el presidente.
Sin embargo, lo inexplicable es que a pesar de que Andrés Peñate afirma que conoció la corrupción al anterior del DAS desde que llegó al cargo y tuvo algunas certezas de la misma, cuestionó pero nunca denunció casos graves como el caso del jefe de contrainteligencia que le reportaba los resultados de su investigación al jefe de inteligencia sobre su grupo; además la vulnerabilidad del sistema informático en el cual cientos de funcionarios tenían autoridad para cambiar bases de datos.
Tampoco hay explicación de que no reportara las interceptaciones contra él y su familia durante su cargo como ministro, ordenados por Noguera y Narváez, descubiertas cuando ejerció como director del DAS, así como no denunció las amenazas y seguimientos que sufrió al posesionarse en el órgano de seguridad.
Por otro lado, a pesar de que conoció algunas grabaciones y archivos del G3 (grupo ilegal dentro del DAS sindicado de realizar las interceptaciones), tampoco adelantó investigaciones por escasez de pruebas.
De tal suerte que permanece un manto de duda sobre su labor en el DAS. Aunque no se le encuentre relación alguna con los delitos si encubrió muchos de ellos, manteniendo la corruptibilidad del organismo, delitos que siguieron presentándose hasta la dirigencia de María del Pilar Hurtada sucesora de Peñate en el DAS.