Desde su cruz de madera, que colocó en toda la mitad de la carrera 58 con calle 75, Víctor Hugo Prada no lanzó un sermón de siete palabras sino una retahíla de denuncias sobre los atropellos que, según él, cometió el banco Colmena al intentar venderle una casa que no se podía negociar porque presentaba problemas jurídicos.

 De una manera poco común, el hombre solicitaba ayer la devolución de los 90 millones de pesos que había cancelado por el inmueble y ante la negativa de la entidad financiera decidió ‘crucificarse’ en plena vía pública para buscar una respuesta positiva de los ejecutivos del banco que lo miraban desde las ventanas de la sede.

“Esto ha sido un robo contra un ciudadano que solo quiso tener una casa propia para su familia”, gritaba ante la gran cantidad de curiosos que apreciaban la protesta.

La historia comenzó en marzo pasado cuando Colmena Bcsc estaba rematando una vivienda ubicada en la calle 69 Nº 41-157, barrio Recreo.

Prada adquirió los derechos de crédito por medio de un contrato que firmó su hija Sandra Prada Acevedo con la entidad por una suma de 57 millones de pesos. En el negocio actuó como intermediario la empresa Global Brokers Asociados, que recibió 33 millones de pesos por sus servicios y por entregar el inmueble sin deudas.

Todo iba marchando viento en popa hasta que la empresa intermediaria se percató de que la vivienda no podía ser negociada, pues tenía pendiente un mandamiento de pago laboral desde 1999. Su anterior propietario, Tulio Surmay, quien tenía un taller de joyería, les adeudaba a sus trabajadores $8.167.000, que con los intereses de ocho años creció hasta $26.561.395.

“Allí está la responsabilidad del banco que nunca nos avisó que la casa tuviera esa deuda y nos parece extraño que no supieran nada sobre un compromiso que tiene tantos años”, sostuvo Eduardo Vargas, representante legal de Global Brokers.

Ante semejante inconveniente, Prada se decepcionó de la compra de la que podía haber sido su casa propia y fue hasta Colmena para reclamar el reembolso de su dinero.

“Le dijeron que no podían devolverle nada, porque cuando su hija firmó el contrato era consciente de sus condiciones”, dijo Fernando Rincón, abogado de Prada.

El comerciante insistió en recuperar su plata y por segunda vez fue hasta las oficinas del banco, donde le respondieron lo mismo. Entonces tomó la vía legal, y por medio del Centro de Conciliación y Arbitraje de la Lonja de Propiedad Raíz, intentó llegar a un acuerdo, pero fue inútil.
También le reclamó a la firma Global, quienes atendieron su queja y se comprometieron a devolverle los 33 millones que habían recibido.

“En vista de que el señor ya no quería hacer el negocio, nosotros le dijimos que sí le íbamos a devolver el dinero, como en efecto lo vamos a hacer”, sostuvo Vargas.

De todas formas, faltaban los 57 millones que había cancelado al banco y como no había llegado a un acuerdo con ellos, Víctor Hugo tomó la decisión de protestar colgándose de una cruz en la que permaneció por más de siete horas.

Ante el escándalo y la protesta, Colmena procedió a entregarle a Prada el dinero. “Decidimos devolverle un cheque de 60 millones de pesos para evitar malos entendidos y ahondar en una discusión en la que nosotros teníamos la razón, porque la firmante del contrato sabía sobre las condiciones del inmueble”, recalcó Luis Cortés, secretario general de la entidad financiera.

Con el dinero en mano, Víctor Hugo considera que salvó su patrimonio, se hizo justicia y que, después de siete meses y siete horas, ya todo está consumado.


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