La inflación en Colombia se convirtió en el gran problema para todos lo sectores del país, teniendo en cuenta que todos vivimos a las expectativas de lo que diariamente hace el Ministerio de Hacienda y la junta directiva del Banco de la Republica, en torno a este tema.
 
Sectores diferentes a las visiones que traza el Banco de la Republica, han criticado las posiciones tomados por el ente monetario, incluso, en las negociaciones para el salario mínimo, los representantes de los trabajadores dieron a entender que no confiaban en las metas de inflación fijadas para este año.

Economistas respetables, como Eduardo Sarmiento, le plantearon al Emisor de fijarse rangos de inflación mas altos, debido a la situación mundial que pasaba el mundo, en especial, los mercados financieros y los alimentos, pero la Junta Directiva no hizo caso, y se trazo la misma meta del año pasado.

Pasado el primer mes del año, la situación ya es preocupante para todos, en especial para el gobierno, que busca mecanismo para congelar el precio de los alimentos y echo para atrás el desmonte de los subsidios en la gasolina (entendió, que dejar la gasolina a precios del mercado, puede generar inflación).

Y no es para menos, preocuparse por esta variable, que puede quitarle competitividad a los productos que se exportan, puede poner en peligro la estabilidad laboral de colombianos, hace caer el poder adquisitivo de compra de los agentes económicos, en ultimas pone en peligro la actividad económica del país.

Del enunciado anterior, se puede deducir que la inflación, no es un simple fenómeno monetario, el cual se puede resolver manejando a su antojo las tasas de interés, tal como lo trata la Escuela de Chicago, seguido dogmáticamente por la Junta Directiva del Emisor.

Si la inflación afecta la actividad productiva, debe dársele intrato como al, y si esta variable preocupa a todos y se da principalmente por la entrada de capitales al país de una forma desmesurada, la solución es simple, ponerle frenos a la entrada de capitales al país.

Es una solución drástica, pero en una economía insertada en una aldea global, resulta imposible tanto para el estado colombiano y los productores agrícolas de la nación congelar los precios, por tanto debe evitarse a toda costa la especulación financiera al tratar de elevar la tasas de interés, lo que vuelve a Colombia en un paraíso para los capitales, los cuales si generan presiones inflacionarias y además se llevan la riqueza nacional.

Llamamos al Banco de la Republica, al Ministerio de Hacienda y al Gobierno Nacional a ejecutar políticas monetarias acordes a las necesidades del país, tanto a los empresarios y trabajadores, y no copiar modelos burdamente, los cuales pueden ser validos en otros países pero en Colombia no.


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