Ante el claro rechazo por parte del  sector trabajador colombiano, debido a las serias acusaciones públicas del presidente y vicepresidente de Colombia, por  señalar irresponsablemente a tres dirigentes sindicales de firmar un acuerdo en Quito que apoyaría a organizaciones guerrilleras, sin la más mínima prueba. Se hace evidente como en Colombia se persigue y se viola los Derechos sindicales. Esta acusación pone en serio riesgo la seguridad de la organización de trabajadores de Colombia.

"O se hace sindicalismo o se hace guerrilla, pero esa mezcla maldita le hace mucho daño a Colombia", aseguró Uribe. Incluso los Demócratas en Estados Unidos se preocupan cada vez más por la falta de garantías de los trabajadores colombianos para la actividad sindical, quienes han puesto condiciones para la ratificación del tratado.

Es así, como el arma de Uribe de hacer estas falsas acusaciones se ha convertido en una arma de doble filo, Uribe ha tomado personalmente la gestión de un Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos, ante una opinión pública Estado Unidense, cada vez más inclinada contra  la ocupación militar en Irak y la gestión del presidente Bush.
Al pretender relacionar a los dirigentes sindicales y las organizaciones Subversivas (Farc y ELN), el Ejecutivo  enviaba una recomendación clara a la bancada demócrata estadounidense con el fin de mitigar su radicalismo generado por las serias denuncias sobre violencia contra los sindicalistas, aunque sin pruebas el efecto será todo lo contrario opinan algunos analistas.

El presidente de la Confederación General del Trabajo (CGT) y vocero del Comando Nacional Unitario (CNU), Julio Roberto Gómez, sostiene que la acusación es la manera de pasar una cuenta de cobro dada  la intensa actividad en contra del TLC que el sindicalista lidera.


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