{image}http://www.eldia.co/images/stories/220410/01.jpg{/image}Transmilenio vuelve a ser noticia en Bogotá, esta vez por el deterioro en que se encuentran el 20% de las lozas que tiene la troncal de la carrera decima, troncal que aun no se ha terminado de construir, y por ende, no ha entrado en funcionamiento.
La denuncia de dicha anomalía, fue hecha por la Contraloría Distrital de Bogotá, entidad que el 12 de abril realizó una visita técnica a dicha obra y encontró que de las 2500 losas que se empezaron a fundir en junio de 2009, 500 presentan algún tipo de falla.
Entre los problemas presentados por las losas, se encuentran fisuras, desportillamiento en sus juntas de dilatación longitudinal y transversal, demolición y acabados deficientes.
Según, Miguel Ángel Moralesrussi, Contralor Distrital, dicho deterioro de las 500 losas pone en peligro recursos públicos de 4172 millones de pesos, y además, coloca en riesgo la totalidad de la estructura vial, debido a que la reparación de estas losas puede generar una extensión de las filtraciones de agua, lo cual le costaría al Distrito 50 mil millones de pesos.
En 10 años de funcionamiento de Transmilenio, sus diferentes administraciones se han visto envueltas en desvío de fondos, losas deterioradas, troncales con problemas estructurales, incumplimiento de contratos, entre otros, situaciones que han generado un sobrecosto económico a Bogotá, el cual es asumido con dineros de los contribuyentes.
Para los habitantes de Bogotá, el costo económico y social de Transmilenio ha sido muy alto, donde lo mas grave, es la inconformidad de los usuarios de este medio de transporte, donde muchos afirman que lo utilizan por obligación dado que se le han entregado en monopolio las principales rutas de movilización de la ciudad.
Respecto a la situación de la troncal de la carrera decima, la Contraloría Distrital, le ordenó al consorcio que realiza la construcción de la obra y al IDU, la búsqueda de soluciones técnicas que no atenten contra la estabilidad de la obra, y para ello, le otorgo un plazo máximo de 10 días para que las digan.
Es hora de que la Alcaldía Distrital haga una valoración real en términos políticos, económicos y sociales de continuar la expansión de Transmilenio, porque en una década de funcionamiento, el rechazo de los bogotanos, a dicho sistemas es generalizado, tanto en su infraestructura, sus tarifas, su administración, su servicio, etc.
Entre los problemas presentados por las losas, se encuentran fisuras, desportillamiento en sus juntas de dilatación longitudinal y transversal, demolición y acabados deficientes.
Según, Miguel Ángel Moralesrussi, Contralor Distrital, dicho deterioro de las 500 losas pone en peligro recursos públicos de 4172 millones de pesos, y además, coloca en riesgo la totalidad de la estructura vial, debido a que la reparación de estas losas puede generar una extensión de las filtraciones de agua, lo cual le costaría al Distrito 50 mil millones de pesos.
En 10 años de funcionamiento de Transmilenio, sus diferentes administraciones se han visto envueltas en desvío de fondos, losas deterioradas, troncales con problemas estructurales, incumplimiento de contratos, entre otros, situaciones que han generado un sobrecosto económico a Bogotá, el cual es asumido con dineros de los contribuyentes.
Para los habitantes de Bogotá, el costo económico y social de Transmilenio ha sido muy alto, donde lo mas grave, es la inconformidad de los usuarios de este medio de transporte, donde muchos afirman que lo utilizan por obligación dado que se le han entregado en monopolio las principales rutas de movilización de la ciudad.
Respecto a la situación de la troncal de la carrera decima, la Contraloría Distrital, le ordenó al consorcio que realiza la construcción de la obra y al IDU, la búsqueda de soluciones técnicas que no atenten contra la estabilidad de la obra, y para ello, le otorgo un plazo máximo de 10 días para que las digan.
Es hora de que la Alcaldía Distrital haga una valoración real en términos políticos, económicos y sociales de continuar la expansión de Transmilenio, porque en una década de funcionamiento, el rechazo de los bogotanos, a dicho sistemas es generalizado, tanto en su infraestructura, sus tarifas, su administración, su servicio, etc.