{image}http://www.eldia.co/images/stories/280410/005.jpg{/image}No hay nada que hacer. La lógica al revés, mientras Petro demuestra ser el de las propuestas más solventes y con la mejor dialéctica en  todos los debates, no sube en las encuestas, pero Mockus, el más incoherente y sin nada de fondo, trepa  como espuma.

Es el resultado del manejo mediático que prefiere a como dé lugar,  posicionar al candidato rosa,  pues de verde lo único que tiene es la falta de madurez,  y así evitar la confrontación de fondo entre quienes buscan de verdad un cambio profundo en la sociedad colombiana y quienes solo pretenden,  como el conde de  Lampedusa, cambiar algo para que todo siga igual.

Hoy ya se cuentan por miles los decepcionados con la presentación de Mockus frente a las cámaras de City TV en el debate de ayer.  Así lo indican las llamadas a todos los programas radiales de la mañana y los miles de mensajes de seguidores arrepentidos en Faceboock.
Nadie podía entender, por ejemplo, la reiterada alusión del profesor, que como  a Uribe califican algunos de inteligencia superior, al 2.7. Pareciera una referencia al faltante fiscal para la salud o el déficit presupuestal. Pero el hombre machacaba sobre la cifra sin explicar nada.

La incoherencia era tan abismal que el mismo Roberto Pombo, director de El Tiempo, socarronamente admitió que de haber sido alumno de candidato de los verdes ya se habría rajado pues no entendía nada.

La intervención de Mockus fue un descalabro anunciado apenas comenzó el foro  tras la pregunta de Juan Manuel Santos sobre la extradición de Uribe al  Ecuador,  que había aceptado el insigne filósofo en una entrevista radial.

La enredada respuesta dejó  de entrada el amargo sabor de la ignorancia sobre temas  de política exterior cruciales. Y eso que no le preguntaron por qué había declarado que admiraba a Chávez para horas después afirmar que solo lo respetaba, en una reculada sin sentido.
El tema laboral fue otro desastre para el ex alcalde de Bogotá. Qué tal su propuesta de bajar los salarios a los trabajadores que por antigüedad tienen entradas  mejores  dizque para compensar la situación lamentable con quienes solo reciben el mínimo.

Y cuando los candidatos se trenzaban en agudos diálogos sobre puntos  de gran interés para los televidentes, Mockus optaba por la vía fácil de eludir el debate  no pidiendo la palabra. ¿Astucia o más bien ignorancia crasa de los temas clave de la vida nacional?
Pero volviendo a Petro, quedó nuevamente demostrado que sí le cabe le país en  la cabeza. O lo que es mejor, que sí tiene un programa presidencial, acabado, de fondo, apuntalado por la plataforma social del Polo.

Por eso con claridad, a la pregunta de cómo simbolizaría la asunción del mando el 7 de agosto de llegar a ser presidente, el único candidato de la izquierda,  en un minuto, apartándose de las pautas, prefirió definir cuatros grandes puntos en su primer decreto presidencial: revocar la reforma laboral de Uribe, declarar a las madres comunitarias empleadas públicas, gratuidad de las escuelas de cadetes del ejército y policía y decretar que el día se acaba a las 6 de la tarde para que a partir de esa hora comience a correr las horas extras y no a las 10 como fijó Uribe.

Si hay alguna lógica, no hay duda que los resultados de las próximas encuestas pondrán las cosas en su sitio y Petro, el más serio de los candidatos,  ocupará el sitial que le corresponde.

Por fortuna,  aun queda un mes de campaña y tres grandes debates.

 


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