{image}http://www.eldia.co/images/stories/210510/003.jpg{/image}Mientras el presidente Álvaro Uribe, protocolizaba la firma del tratado de libre comercio firmado con la Unión Europea, ese martes 18 de mayo, 2 lideres sindicales fueron asesinados en distintas partes del país, mostrando la falta de garantías que tienen los trabajadores para ejercer su derecho de asociación.
El compañero Francisco Antonio Abelló, miembro de Sintrainagro, fue asesinado a las 5 de la mañana del por 2 sicarios en la finca de Palma de Aceite Palo Alto, en Ciénaga-Magdalena, cuando se disponía a empezar su jornada laboral diaria.
Luis Alberto Vanegas, Director del departamento de Derechos Humanos y Solidaridad de la CUT, manifestó que el compañero Antonio Abelló se destacó como líder en la reciente huelga librada hace 2 meses por los trabajadores de la empresa Palo Alto, y su participación en la huelga le costo la vida.
Ese mismo 18 de mayo, en Norte de Santander, fue asesinada la docente Lesly Torcoroma, perteneciente a ASINORT, con este homicidio se completan 14 educadores muertos en el 2010, por ejercer sus derechos sindicales.
El 14 de mayo, se realizó en la ciudad de Montería, una manifestación de ADEMACOR y FECODE, rechazando la violación del derecho a la vida en el magisterio colombiano, y vemos que el gobierno nacional no ha prestado atención a este clamor de los docentes del país.
La CUT llevará ante la OIT la grave situación de derechos humanos en el país, porque en lo corrido del 2010 han sido asesinados 27 compañeros trabajadores, lo cual sitúa a Colombia como el primer país del mundo que viola los derechos humanos y donde no hay garantías reales para desarrollar el ejercicio sindical, manifestó Luis Vanegas.
Desde que Álvaro Uribe asumió la presidencia en el 2002, un rio de sangre ha bañado a nuestra patria, donde miles de indígenas, trabajadores, sindicalistas, estudiantes, docentes han sido asesinados por su forma dista de pensar, y donde los medios masivos de comunicación han callado ante esta dura realidad nacional.
Es necesario conocer los verdaderos asesinos del movimiento social colombiano, hacer justicia y una reparación real a los familiares de las victimas, porque todos estos asesinatos no pueden quedar en la impunidad.