{image}http://www.eldia.co/images/stories/041010/005.jpg{/image}"Se vive, se siente, Pablo Emilio está presente!". Los gritos que miles de vecinos de Sandoná, Nariño, expresaban cuando celebraba todo el pueblo el regreso del sargento Pablo Emilio Moncayo, tras 12 años de secuestro, se han trucado en miedo y zozobra.
“Estos seis meses después de la liberación de mi hijo, en lugar de ser un disfrute para la familia, han sido de padecimiento pues no han cesado las amenazas contra nosotros”, rebela hoy el profesor Gustavo Moncayo.
En Sandoná, municipio con 25.000 habitantes y a 48 kilómetros de distancia de Pasto, donde aún permanece la familia del sargento Pablo Emilio, los taxistas no le paran al profesor Moncayo, algo que se repite en la capital de Nariño, denuncia.
“La situación es tan grave que en la vía a Sandoná, por donde pasaba Pablo Emilio, las autoridades encontraron cuatro kilos de pentonita y se han desactivado cuatro bombas”, añade.
Toda esta situación obligó a que Pablo Emilio se marchara del país en protección de su vida, indica su padre.
“Las amenazas llegan a través del correo, por faceboock, mensajes de texto o de voz a los celulares, o llamadas a estos, siempre anunciando la muerte de Pablo Emilio y de la familia, acusándonos de guerrilleros y terroristas”.
El profesor señala que se han interpuesto las denuncias ante la Fiscalía, en documentos que llenan 98 páginas. “Sin embargo, es la hora que las autoridades no han logrado impedir este situación”, enfatiza.
“Nosotros no queremos irnos al exilio, por eso exigimos al gobierno que se ponga fin a las amenazas y podamos vivir tranquilamente. Soy un hombre de paz y así siempre me vio el país. No entiendo por que se nos persigue”, se lamenta.
Recuerda que recientemente habló con el vicepresidente, Angelino Garzón, y está a la espera de que se tomen las medidas del caso.
“Llamo a la solidaridad de todo el gremio de los maestros para que se pronuncien y éste profesor y su familia no quedemos en el olvido”, concluye.