El transporte urbano desde hace 50 años ha sido un doble generador de riqueza en nuestra nación, primero como gremio por el cobro de pasajes a quienes diariamente lo utilizan y segundo al resto de compañías dado que llevan el capital humano a estas compañías, por eso un paro de transportadores se traduce en pérdidas para la nación, dado que no se puede generar dinero porque las personas no pueden llegar a sus sitios de trabajo.
Nuestras principales ciudades y las intermedias se han visto últimamente congestionadas por el crecimiento desmedido de buses y busetas municipales dado que la oferta para movilizar la gente es poca, además con el crecimiento del transporte urbano, las ciudades no han aumentado el número de sus carreteras para permitir una mejor movilización.
Por estas razones, se plantea la necesidad de hacer sistemas de transporte masivos que ayuden a mejorar los tiempos de ida y venida de la gente, pero además, estos sistemas deben preservar el medio ambiente.
La creación de estos nuevos sistemas de transporte ha generado conflictos muy serios entre el gremio de los transportadores con los respectivos gobiernos, tanto nacional, departamental y municipal, debido a las prácticas monopolistas que generan.
El caso más concreto es el de Bogotá, donde todos los buses sacados de las troncales de transmilenio, donde las ganancias pasaron de pequeños, medianos y grandes propietarios, a solo 3 compañías, las cuales son las patrocinadoras de Transmilenio en la capital del país.
Similar situación se está viviendo en Cali, en Bucaramanga, en Cúcuta y otras ciudades donde hay denuncias porque se está atentando contra la libre competencia en el sector del transporte urbano, además las leyes regionales tienden a favorecer a las compañías promotoras de estos sistemas, al asignarles solo vías para ellos, vigilancia privada, eliminación de la competencia por las vías que utilizan, etc.
Estamos de acuerdo, en buscarle solución al problema del transporte urbano, donde se reduzcan los índices de contaminación de las ciudades, los niveles de ruido, se mejore la salud de los usuarios de estos medios, evitar la guerra del centavo, pero no estamos de acuerdo, con la eliminación del antiguo sistema de transporte que posee cada ciudad.
Que se rediseñe el transporte urbano, pero de una manera democrática, con la participación de los gobiernos municipales, las empresas de transporte y principalmente con los usuarios, no se pueden hacer sistemas de transporte con pasajes más caros, donde el sobrecupo de pasajeros es el pan de cada día, como ocurre en Bogotá.
Lo más importante, es la socialización de la riqueza que genera este gremio en la mayor cantidad de gente posible, no en pocas manos, además de leyes que sirvan a mejorar la calidad del medio ambiente en las ciudades, que se rediseñe pero sin excluir a nadie.