Los procesos de infraestructura vial en el país, se están viendo envueltos en un círculo vicioso donde las perdidas y demoras están a la orden del día y el gobierno nacional no se halla en la capacidad de sacar  adelante estas obras.
 
Uno de los errores fundamentales radica en la incapacidad  de las autoridades gubernamentales, radica en abrir licitaciones de mega obras de ingeniería, sin fijar un precio  de referencia de la obra,  además de no definir los términos en que se va a hacer la obra y como será la licitación.

En los procesos de licitación, las firmas participantes muestran que los términos iniciales del contrato no son los mas convenientes para la ciudad o el país, logran aumentar el precio de la obra y por lógica, aumentar sus ganancias,  incluso hay firmas las cuales tienen adjudicado una obra, han logrado cambiar los términos del contrato para reducir costos y aumentar la cuantía de la obra.

El caso del túnel la Línea es un ejemplo claro que muestra la ineficiencia del gobierno cuando lo presionan para que suba el precio de una licitación, aunque si nos remitimos a las lozas de Transmilenio la situación se agrava, debido a que el gobierno distrital de Enrique Peñaloza permitió reducir costos de la obra  y las firmas comprometidas en este proyecto  redujeron la base alfastica por un relleno de fluido para que drenara el agua de las tróncales, este fue hecho sin ningún estudio previo y ya vemos lo que paso.

Cuando se le pregunta a las autoridades competentes sobre porque pasa  lo mismo en los procesos de licitación, la respuesta es la misma: “dejamos  la licitación a la libre fuerza del mercado, donde un menor precio nos puede llevar a una mayor eficiencia de las obras que se quieren realizar”.

Les debemos recordar a estos señores que las fuerzas del mercado actúan bajo el principio de la información y las asimetrías de información presentadas en estas megaobras han hecho el descalabro en la infraestructura nacional debido a que el gobierno deja en manos de políticos calcular los precios y términos de la obra y no a  expertos en esta materia, y en cambio, las compañías que se dedican  a hacer este tipo de obras si sabe cual es el monto real de esta y pueden manipular el precio debido a que estas actúan de forma oligopolica, por las mismas características del mercado en el que se mueven.

Un cambio en el manejo de las licitaciones debe darse para lograr una mayor eficiencia en la ejecución de los proyectos de infraestructura vial del país y dejar de llenar las arcas de unas compañías a costa de los impuestos de todos los colombianos, esperamos que se aprendan de las lecciones del pasado y del presente que vivimos, sino miremos el caso del Aeropuerto el Dorado en Bogota y el lió en el que se encuentra.


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