El debate sobre el papel de las defensorías de usuarios y la superintendencia financiera se reabre a vísperas de la sonada reforma financiera. El gremio de los banqueros y el gobierno, por su parte defienden el modelo, aunque señalan que el sistema requiere ciertos ajustes.
En tanto, los clientes señalan que los atropellos cometidos a los usuarios del sector financiero no poseen mecanismos efectivos que garanticen respuestas eficaces. El gobierno y banqueros, aliados estratégicos, se protegen argumentando que el número de quejas es mínimo, frente al número de transacciones financieras. En el 2007 fueron tramitadas 665.942 quejas, cantidad reducida en contraste con las 1.890 millones de transacciones financieras. Afirmaron voceros del gobierno y Asobancaria.
Algunos críticos de la iniciativa señalan que de reforma, el proyecto solo tiene el nombre y resaltan, no tendrá modificaciones significativas.
¿Que dicen los usuarios?
Algunos usuarios del sector financiero consultados por el eldia.com.co son apáticos a los alcances de la reforma, especialmente en materia de defensa al consumidor, por múltiples motivos como; la designación de la figura del defensor del cliente, nombrado y pagado por el gremio de los banqueros, el carácter de la superintendencia financiera también supeditada al gremio, institución que no tiene capacidad de decisión, solo de asesoría.
En pocas palabras, los mecanismos de defensa orbitan alrededor de los intereses del sector financiero. En esa medida, ¿que sanciones y correctivos se pueden implementar bajo este esquema? ¿Qué autonomía, independencia y seriedad se garantizará frente a las inconsistencias denunciadas por los usuarios, ante estas instituciones?
Emperatriz Castillo, presidenta del Comité para la defensa del usuario financiero (Comdefin) llama la atención al señalar, como en el proyecto poco se habla de las transacciones virtuales en las cuales no se utiliza tarjeta. Afirma que hay un velado silencio en torno a la responsabilidad de los bancos en cuanto a que debe poner a disposición de su cliente el dinero hurtado fraudulentamente, mientras se hace la investigación penal, la que -por supuesto- no le corresponde hacerla al usuario para demostrar que no fue un auto-robo, como sí corresponde en la actualidad.
Es evidente que a los bancos no les gusta que se les anuncie sanciones y menos exigencias para que inviertan en seguridad para sus tarjetas o para transacciones por Internet. Ya habían dicho antes que invertir en seguridad les generaría menos ganancias, ignorando su propio beneficio.
Bien dicen que los bancos le compiten a los hospitales psiquiátricos, pues -según la sabiduría popular- es el único sitio donde el cliente nunca tiene la razón. Lo más crítico es que ahora a esa competencia se suma el Congreso de la República si se llega a aprobar el esperpento sobre el defensor del cliente que hoy se incluye en la Reforma al Sistema Financiero. El proyecto es interesante, pero hay que hacerle cambios, sostuvo la representante de los usuarios financieros.
Lo más probable es que el proyecto de reforma sufra modificaciones que no serán radicales y el cuerpo de la misma se mantendrá. La discusión está abierta para la cirugía financiera que se avecina, momento propicio para que el sector financiero ajuste su esquema para ser mas eficiente, equitativo y proporcione garantías de seguridad y defensa a los usuarios.
Se necesita que el sector financiero no piense única y exclusivamente en sus intereses, mas bien escuche y atienda los casos e inconvenientes de los clientes, en un sistema financiero que presenta fuertes cuestionamientos frente a la sociedad colombiana, así en este momento la administración publica actual se muestre de su lado.
Algunos críticos de la iniciativa señalan que de reforma, el proyecto solo tiene el nombre y resaltan, no tendrá modificaciones significativas.
¿Que dicen los usuarios?
Algunos usuarios del sector financiero consultados por el eldia.com.co son apáticos a los alcances de la reforma, especialmente en materia de defensa al consumidor, por múltiples motivos como; la designación de la figura del defensor del cliente, nombrado y pagado por el gremio de los banqueros, el carácter de la superintendencia financiera también supeditada al gremio, institución que no tiene capacidad de decisión, solo de asesoría.
En pocas palabras, los mecanismos de defensa orbitan alrededor de los intereses del sector financiero. En esa medida, ¿que sanciones y correctivos se pueden implementar bajo este esquema? ¿Qué autonomía, independencia y seriedad se garantizará frente a las inconsistencias denunciadas por los usuarios, ante estas instituciones?
Emperatriz Castillo, presidenta del Comité para la defensa del usuario financiero (Comdefin) llama la atención al señalar, como en el proyecto poco se habla de las transacciones virtuales en las cuales no se utiliza tarjeta. Afirma que hay un velado silencio en torno a la responsabilidad de los bancos en cuanto a que debe poner a disposición de su cliente el dinero hurtado fraudulentamente, mientras se hace la investigación penal, la que -por supuesto- no le corresponde hacerla al usuario para demostrar que no fue un auto-robo, como sí corresponde en la actualidad.
Es evidente que a los bancos no les gusta que se les anuncie sanciones y menos exigencias para que inviertan en seguridad para sus tarjetas o para transacciones por Internet. Ya habían dicho antes que invertir en seguridad les generaría menos ganancias, ignorando su propio beneficio.
Bien dicen que los bancos le compiten a los hospitales psiquiátricos, pues -según la sabiduría popular- es el único sitio donde el cliente nunca tiene la razón. Lo más crítico es que ahora a esa competencia se suma el Congreso de la República si se llega a aprobar el esperpento sobre el defensor del cliente que hoy se incluye en la Reforma al Sistema Financiero. El proyecto es interesante, pero hay que hacerle cambios, sostuvo la representante de los usuarios financieros.
Lo más probable es que el proyecto de reforma sufra modificaciones que no serán radicales y el cuerpo de la misma se mantendrá. La discusión está abierta para la cirugía financiera que se avecina, momento propicio para que el sector financiero ajuste su esquema para ser mas eficiente, equitativo y proporcione garantías de seguridad y defensa a los usuarios.
Se necesita que el sector financiero no piense única y exclusivamente en sus intereses, mas bien escuche y atienda los casos e inconvenientes de los clientes, en un sistema financiero que presenta fuertes cuestionamientos frente a la sociedad colombiana, así en este momento la administración publica actual se muestre de su lado.