{image}http://www.eldia.co/images/stories/260710/004.jpg{/image}El gobierno de Álvaro Uribe, aparte de utilizar los asesinatos, señalamientos y exilios, como mecanismos para destruir a la clase trabajadora físicamente, ha decidido implementar el contrato sindical y crear una nueva central de trabajadores, con el objetivo de dar un golpe contundente a los sindicatos del país.
Con la aprobación del decreto 1420 del 2010 por parte del presidente Uribe, se revivió el contrato sindical, figura que estaba contemplada desde hace 50 años en el Código Sustantivo del Trabajo, pero jamás utilizada por los diferentes sindicatos progresistas del país.
Alberto Acosta, presidente de la Uneb- Bogotá, manifestó que la aplicación de los contratos sindicales van encaminados a acabar los derechos de asociación, movilización y la huelga, mecanismos que tienen los trabajadores actualmente, para exigir mejores reivindicaciones laborales.
Con la ejecución del contrato sindical, los problemas de los trabajadores, vendrían a ser resueltos por un tribunal de arbitramento, dado que la negociación colectiva desaparece, aseveró Alberto Acosta.
La tendencia del gobierno de Uribe para destruir el sindicalismo, se complementa con la creación de la Central Nacional de Trabajadores (CNT) por parte de José Obdulio Gaviria, organización que recoge lo más corrupto de la vieja dirigencia sindical.
Para la UNEB-Bogotá, el gobierno de Uribe quiere cooptar lo mejor del sindicalismo colombiano a través de la vía burocrática y prebendas gubernamentales, con el fin de destruir a la CUT, la única central obrera progresista que tiene el país.
Personajes como Angelino Garzón, Julio Roberto Gómez, Lucho Garzón, entre otros, se han prestado a la consolidación de los intereses patronales, avalando los tratados de libre comercio, el contrato sindical y el apoyo a esta nueva central obrera de carácter empresarial.
La batalla para desenmascarar a la CNT va a ser dura, todos los sindicatos deben hacer campañas educativas para denunciar aquellos personajes que se han vendido a los empresarios, los cuales buscan el exterminio del sindicalismo y acabar con los derechos de la clase trabajadora.