{image}http://www.eldia.co/images/stories/170910/003.jpg{/image}El pasado 13 de septiembre, culminó la versión número quince de la  “Semana por la Paz”,  evento que se viene efectuando anualmente desde 1994, posterior a la Constitución de 1991 que consagrara la paz como un derecho fundamental.

En esta oportunidad el evento estuvo organizado por la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación, donde se  logró reunir  en el Hotel Tequendama a más de 500 personas representantes de sectores académicos, organizaciones sociales de base, ONG, empresarios, funcionarios públicos, etc.

El debate central fue sobre Tierras y Paz, donde se enfocó en la viabilidad ó  no, de la Ley de Tierras, el cual se inició con un diagnóstico por parte de Absalón Machado sobre la  situación rural en Colombia, quien hizo énfasis en el fenómeno de concentración de tierras producido durante los últimos años.

A continuación Patricia Buritica presentó la propuesta que viene construyendo con la Comisión sobre restitución de Tierras, el cual dista considerablemente del proyecto  Ley de Tierras presentado por el gobierno,  sobre el que tiene profundas críticas.

Patricia Buritica habló de la restitución como derecho e hizo algunas observaciones  sobre la metodología empleada para recoger la información cartográfica de los predios enajenados, que considera relevante para dimensionar la verdadera magnitud del despojo; por lo cual han venido implementando ejercicios de cartografía social con algunas comunidades, entre ellas las del Urabá.

Por su parte, el ministro de agricultura, Camilo Restrepo aseguró que el nuevo gobierno impulsará las zonas de reserva campesinas y que se creará la figura administrativa del Juez de Tierras, quien supuestamente facilitará la gestión de las comunidades. Asimismo, habló de los alcances y limitaciones de la política misma, pues tan sólo 2 millones de hectáreas serían restituidas.

Otro  aporte lo hizo Alfredo Molano, quien contó cómo habían nacido las zonas de reserva campesina y mostró dos experiencias exitosas de programas de restitución de tierras y de permanencia de los campesinos en el territorio, asegurando que estos debían ir acompañados de incentivos económicos para que los campesinos pudieran permanecer en sus tierras.

Se puede decir que la nueva Ley de Tierras será positiva solamente si esta  aparejada a otras aplicaciones políticas y de derecho, donde se debe emplear una metodología que se ajuste a las necesidades de los campesinos y acompañarse de programas de redes de mercadeo e infraestructura, que garanticen una reterritorialización efectiva de los campesinos involucrados.


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